Queridos amigos:
Es sabido: nos gusta ver competencias violentas. Por algo la carrera de carros de Ben Hur es una de las escenas más recordadas de la historia del cine. Nos extasiamos viendo los pedazos de competidores que iban quedando por el camino. Sólo que al terminar la filmacion, los actores se lavaban el ketchup y se iban a tomar una cerveza con Charlton Heston.
Pero en el Rally no hay ketchup. El Rally Dakar tiene el oscuro encanto de que todos sabemos que habrá víctimas. ¿Estamos en condiciones, como sociedad, de distinguir las muertes reales de las simuladas, o todo forma parte del mismo negocio del espectáculo?
Lo dijo, con desconcertante sinceridad en 2009, el Ministro de Turismo de la Provincia argentina de La Pampa, al pedir que alguien muriera al atravesar esa provincia, para poder hacerla conocer como destino turístico internacional. Le sonrió la Fortuna: La Pampa tuvo su muerto, y, con él, algunos segundos de mención en las cadenas internacionales de noticias. ¿Cuántos segundos de cobertura mediática vale una vida humana? Más de medio centenar de muertes sugieren el perverso atractivo del Rally.
Veamos algunos comentarios.
El periodista Roberto Fernández (Crítica Digital) señala: "Los rallies no son factibles sin víctimas fatales, de lo contrario dejarían de ser rallies, aunque esto suene tremendista. Porque es doloroso ya que mueran los propios protagonistas del espectáculo, pero es peor aún que los sujetos de la tragedia broten fuera del camino, entre los espectadores, razón de existir de este deporte y del resto de las modalidades de la industria lúdica. ¿Dónde poner al público si no al borde de las rutas, para que bulla la adrenalina, a centímetros del paso de pesadísimos vehículos que surfean sobre tierra suelta o sobre el barro, cuando no sobre la nieve o el hielo? Máquinas que cual si fueran proyectiles vuelan al límite de la insubordinación, mientras el piloto procura mantener las formas, confiado en las instrucciones que al toque aporta el navegante. Allí esta el goce, en esa especie de ruleta rusa. Si se equivoca el navegante, la bala se va afuera. Y afuera está la gente".
La CTA Río Negro dice: "Los hospitales públicos suspendieron intervenciones quirúrgicas porque tuvieron que poner toda su estructura de Emergencias al servicio del evento en sí y de los accidentes que produjo (no pocos), este llamado Rally. Vehículos aéreos y terrestres del Estado, estructuras de seguridad y defensa civil de todos los órdenes, por entero al servicio de ellos, caminos rurales destruidos donde la paisanada tendrá que arreglarse sola para pasar con su viejas f-100, bravas o falcon, porque en nuestra Meseta casi nadie tiene 4x4, violación de áreas naturales protegidas y de sitios arqueológicos, alteraciones ambientales variadas de consecuencias inciertas, porque no se hizo ningún estudio de impacto ambiental, no se proporcionó ninguna información ni se consultó a ningún potencial afectado, violando todas las leyes al respecto".
Al respecto, el escritor Mempo Giardineli recordó: "Es el medio ambiente, estúpidos" (Página 12). Y la Ministra de Medio Ambiente de Chile, reconoció que: “Es cierto que no hubo estudio de impacto ambiental, pero desde mayo pasado que venimos trabajando en la adopción de medidas preventivas para preservar nuestra riqueza ambiental”. Se me hace muy difícil comprender cómo se hace para preservar algo si no se ha hecho un estudio sobre los daños posibles.
En Argentina también se anunció un operativo de protección ambiental, sin los correspondientes estudios, ya que la organización del Rally no dio los informes necesarios. También se dijo que acompañarían a los vehículos inspectores de fauna para evitar que los animales silvestres sean afectados. Nadie explicó cómo se protegerían a los animales si no estaban en condiciones de evitar muertes de personas. Para dar un sólo ejemplo, no queda claro cómo hicieron para evacuar a la fauna terrestre, o cómo convencieron a las aves de trasladar sus áreas de nidificación.
El biólogo Raúl Montenegro indicó que la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) decidió presentar una Acción de Amparo "por seis causas principales: 1) No existe una resolución de la Secretaría de Ambiente que autorice el Rally Dakar 2010 en la provincia (de Córdoba); 2) No se hizo un Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) pese al enorme impacto que producen casi 400 vehículos de distinto porte sobre ambientes muy frágiles y deteriorados; 3) No se permitió la participación ciudadana prevista por ley; 4) No se brindó información ambiental aun cuando fuera solicitada bajo el amparo del derecho al libre acceso a la información pública; 5) La Secretaría de Ambiente de Córdoba obstaculizó ilegalmente el acceso a esa información, y 6) La provincia se encuentra en emergencia hídrica y sanitaria, por lo cual debería haberse obrado con mayor precaución".
Sobre el impacto en los suelos, está circulando la estimacion de que por cada 1.000 kilómetros recorridos por un vehículo en Rally, se pierde una hectárea de tierra. Y tenemos 372 vehículos que recorrieron 8.600 kilómetros. Esto significa, si consideramos aceptable esa estimación, la destrucción irreversible de unas 3.200 hectáreas.
Nadie hizo ni siquiera un balance económico de los costos y beneficios del Rally. El Gobierno Argentino regaló a los organizadores 6 millones de dólares, como si no fueran suficientes los ingresos por publicidad, transmisiones de televisión, comercialización de recuerdos, etc. A esa suma hay que agregar el inmenso operativo de seguridad y prevención, que fue pagado íntegramente por ambos países, y constituyó otro regalo a la empresa organizadora. A cambio de eso se obtuvo un pequeño incremento del turismo y una amplia publicidad de zonas potencialmente turísticas pero que carecen de la infraestructura necesaria para recibir turistas.
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