martes, 20 de abril de 2010

David Byrne en bici


Texto de Paula Alvarado en su blog
http://bainspiration.com/2009/12/17/david-byrne-sobre-buenos-aires/

Hace algunos días terminé de leer el excelente Bicycle Diaries, libro en el cual el músico David Byrne habla sobre sus experiencias andando en bicicleta y observando cuestiones culturales de distintas ciudades del mundo.

Un poco para mi sorpresa, aunque no tanto ya que sabía que el músico tenía cierto gusto por esta ciudad, encontré que el libro tiene un capítulo dedicado a Buenos Aires: el único sobre una ciudad latinoamericana. Siempre es interesante verse a través de los ojos de alguien ajeno a la ciudad, y por eso me pareció interesante repasar algunas de las observaciones que hace.

“A pesar de que tanto el sur de Brasil como Argentina fueron poblados por sucesivas olas de italianos y alemanes, entre otros, los argentinos probablemente niegan que también hay elementos africanos en su cultura, mientras que en Brasil y el norte esos elementos son todavía fuertes y visibles y los brasileños están orgullosos de su sangre y cultura africana. En Argentina los africanos se desvanecieron, pero en realidad su influencia permanece, camuflada y negada, pero intacta”.

“La ciudad es más bien plana, y con un clima templado y las calles más o menos en grilla es perfecta para andar en bicicleta. A pesar de esto puedo contar con los dedos de una mano a las personas andando, ¿por qué? [...] ¿Será porque los conductores son tan imprudentes, los robos rampantes, la nafta tan barata y un auto un tan necesario símbolo de status? [...] No creo que sea ninguna de esas razones. Creo que la idea de andar en bici está simplemente fuera del radar aquí”.

“Estoy inclinado a pensar como Jared Diamond, quien dice en su libro Collapse que las personas desarrollan ciertas afinidades culturales con comidas, formas de moverse, ropa y formas de ser que se vuelven tan arraigadas que van a seguir manteniéndose aún hasta el punto de guiar a las personas y/o a sus civilizaciones a la extinción. [...] No es que diga que andar en bicicleta es un tema de supervivencia, pero en Buenos Aires parece una forma tan sensata de moverse que el aborrecimiento cultural es la única explicación que puedo encontrar”.

“Mi hotel está ubicado en la calle Guatemala, entre Jorge Luis Borges y Thames: los nombres de las calles solamente dicen mucho sobre la formación cultural de esta ciudad, con su mezcla de referencias latinoamericanas y europeas. Me recuerda a cómo el nombre de calles y pueblos no sólo recuerdan a fechas y nombres de políticos, sino que también expresan un deseo: de conexión, de continuidad histórica, de status”.

“Palermo, el distrito donde estamos comiendo un sandwich, solía ser un barrio tranquilo con muchas plazas: éstas siguen estando, pero ya no es tan tranquilo. Se ‘aburguesó’ en los últimos años, y ahora está lleno de boutiques, restaurantes chic y bares. [...] Nueva York pasó por el mismo proceso: los artistas y creativos se van más lejos del centro buscando departamentos baratos a medida que los alquileres suben. Creo que la falta de mezcla de varios tipos de personas resultante [de este proceso] es en última instancia perjudicial para la creatividad en todas sus formas. [...] La creatividad se potencia cuando las personas se rozan los hombros, se encuentran en bares y cafés y tienen una sensación de comunidad”.

“Casi todas las chicas de las grandes ciudades de Argentina que visito usan jeans ajustados. Es como si hubiera un ritual de apareamiento en proceso y los extranjeros somos privilegiados en presenciarlo. Estos jeans constituyen su plumaje de cortejo. Los chicos locales hacen como si no lo notaran, pero ¿cómo podrían no hacerlo? Pero tratando de parecer cool, los hombres juegan un juego elaborado de no prestar atención. [...] Es bello, y la tensión debe ser insoportable. [...] Creo que un proceso similar opera en Los Angeles, pero el contexto es diferente: como las personas en esa ciudad tienen contacto bastante poco frecuente (están usualmente aislados en su trabajo, autos, casas), tienen que generar una impresión inmediata y duradera en el sexo opuesto cuando se presenta la oportunidad. [...] Por eso, la señal de que soy sexy, fuerte y deseable tiene que ser emitida a un ‘volumen’ más alto que en otras ciudades donde la gente tiene mayor contacto. Es así que en LA las mujeres sienten la necesidad de aumentarse físicamente, broncearse y tener cabellos que se vean de una distancia considerable”.

“A nivel social, esta ciudad se parece a Nueva York: shows tarde, personas que salen hasta que amanece. Pero en algunas formas acá hay más vida nocturna que la que hay o hubo históricamente en Nueva York. La vasta mayoría de los restaurantes están abiertos al menos hasta las 4am, muchos más que en NY. Y las calles están llenas de gente a las 3am! Los cines tienen funciones regulares que empiezan a la 1.30am y no con películas típicas de media noche, sino con films como El Rey León! [...] Familias enteras están paseando en el medio de la noche, ¿cuándo duermen?”

“El tono nasal distintivo del acento americano hace eco en el avión en mi vuelo a Miami. Las voces exudan seguridad, superioridad (no suenan como si fueran muy flexibles o abiertos de mente, y no lo son). Después de las suaves, sensuales voces de Latinoamérica, este (mi lenguaje) suena duro, cruel y autoritario”.


Estos son sólo algunos fragmentos del capítulo de Buenos Aires, pero el libro tiene muchísimas observaciones interesantes de otros puntos del planeta. Si pueden conseguirlo es realmente muy interesante.